Sobre mí

La comunicación no es solo hablar en público. Es estrategia, persuasión y conexión. Es construir marcas sólidas, organizar eventos memorables y generar impacto real en empresas y personas.

Soy Inmaculada Rosa, experta en comunicación, estrategia y eventos corporativos. Mi trayectoria profesional combinan más de 27 años de experiencia en Dirección Empresarial, RRHH, Ventas, Marketing, Branding, Producción y Gestión de Eventos con una formación contínua en áreas clave para el crecimiento empresarial.

Mi historia comenzó en el mundo de la imagen y el diseño. Estudié en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño San Telmo de Málaga, heredera del legado artístico de la ciudad y del espíritu creativo que vio crecer a figuras como Pablo Picasso. Tras especializarme en fotografía artística, trabajé en una de las empresas fotográficas más importantes del sector, donde asesoré a profesionales y estudiantes, de manera freelance dirigí proyectos de producción visual, impartí talleres a los alumnos de imagen en un instituto y cubrí eventos de alto nivel.

Más tarde, di el salto al mundo corporativo, llegando a ocupar el cargo de director adjunto en una multinacional en Málaga. Allí comprendí la importancia de una estrategia de comunicación bien definida y su poder para posicionar marcas, generar confianza y potenciar el crecimiento empresarial. 

Durante mi etapa como directora adjunta en Bauhaus Málaga, una de las principales y mayores multinacionales del sector retail en Europa, asumí una de las responsabilidades más completas y exigentes que se pueden tener dentro de una empresa: la gestión operativa, estratégica y humana de una gran superficie comercial.

Bauhaus fue la impulsora de un modelo de negocio que hoy en día es un éxito en toda Europa, actualmente cuenta con alrededor de 250 tiendas que dan empleo a más de 17.000 personas, más de 1.100 de ellas en España. Tiene presencia en 18 países en los que ofrece en la actualidad más de 120.000 productos divididos en 15 secciones.

Fui responsable de coordinar todas las áreas operativas, comerciales y estratégicas de la compañía, gestionando el día a día de una superficie de gran volumen con equipos humanos complejos, presupuestos anuales, objetivos comerciales exigentes y máxima responsabilidad sobre resultados.

Además, contaba con poder notarial para representar legalmente a la empresa en procedimientos judiciales. Esta función como apoderada judicial incluía la asistencia a juicios laborales y mercantiles en nombre de la compañía, asumiendo la defensa institucional en situaciones delicadas que requerían firmeza, preparación legal, conocimiento profundo de los procedimientos internos y capacidad de comunicación clara ante entornos jurídicos. Una responsabilidad que no solo refleja el nivel de confianza depositado en mí, sino también la preparación y el criterio necesarios para tomar decisiones en nombre de una multinacional.

La atención al cliente era una prioridad estratégica. Aplicaba principios de neuroventas y psicología del comportamiento para formar a los equipos y optimizar la experiencia de compra, siempre buscando generar fidelidad real, no solo facturación.

Conocía cada artículo que se vendía en tienda, y me formé directamente con proveedores de todas las áreas: ferretería, electricidad, iluminación, cocinas, sanitarios, pinturas, decoración, jardinería, riego, maquinaria, herramientas de obra, materiales de construcción… Conocía cada producto, cada línea de negocio y cada movimiento interno.  No supervisaba desde una oficina. Estaba sobre el terreno. Tomando decisiones. Resolviendo. Liderando.

Tenía bajo mi responsabilidad la firma diaria de cajas, la relación directa con la central de compras, el control de logística, almacén, carga y descarga, la supervisión del montaje de lineales, campañas y estructuras de tienda, y la relación con servicios externos y proveedores.

Dirigía entrevistas de selección, realizaba formaciones de personal y coordinaba a los equipos responsables de cada sección. Diseñé e impartí personalmente las formaciones para cientos de personas que cada año participaban en el inventario general, uno de los momentos más críticos de cualquier gran superficie.

También estaba al frente de la seguridad de la tienda, coordinando con el personal propio y externo de vigilancia, cámaras y protocolos internos, y gestionando las relaciones institucionales con cuerpos de seguridad. 

En esta etapa, cercana a la década, no solo me dio herramientas: me forjó carácter. Me enseñó a gestionar presión real, recursos limitados y personas muy distintas. Me enseñó a tomar decisiones rápidas y firmes, a optimizar procesos, a negociar con inteligencia y a ver una empresa como un organismo completo, no como un departamento aislado.

Hoy, toda esa experiencia vive en cada proyecto que lidero. Cuando diseño una estrategia de comunicación, organizo un evento o dirijo una marca, lo hago desde el conocimiento real de lo que ocurre dentro de una empresa. Y por eso, funciona.

Mi vínculo con el vino comenzó en 2009, cuando realicé mi primera formación en una escuela de cata. Desde entonces, el vino ha sido mucho más que una pasión: se ha convertido en el eje de un enfoque profesional donde se cruzan la comunicación, la cultura, la gastronomía y la emoción.
He creado experiencias enogastronómicas que han dejado huella, fusionando el relato de marca con el arte, la música y la historia. No vendo copas: diseño vivencias. Y cada cata, cada evento y cada palabra están pensadas para dejar un recuerdo sensorial y estratégico en quien lo vive.

Mi camino en el mundo del golf comenzó en 2015, cuando descubrí no solo un deporte que me apasionaba, sino una forma de entender las relaciones empresariales desde otro ángulo: más humano, más estratégico y más duradero. Desde entonces, no he dejado de formarme y diseñar experiencias alrededor de un green. Juego, tengo hándicap, y durante años he organizado mi propio trofeo. He colaborado en torneos como la Copa Iberia —el más antiguo de España— y he formado parte del equipo organizador del primer trofeo femenino del Real Club de Campo de Málaga. Conozco el lenguaje del golf, sus tiempos, sus códigos y su capacidad para generar vínculos reales. Este recorrido me ha enseñado a ver el golf como algo más que un deporte: es una herramienta de comunicación empresarial, networking de alto nivel y posicionamiento de marca. Por eso, cuando organizo un torneo, lo hago con visión, estrategia y conocimiento real del entorno. Porque en cada golpe hay una oportunidad de conectar.

A lo largo de mi carrera, me he formado en dirección estratégica, marketing, IA aplicada, ventas, recursos humanos, prevención de riesgos, gestión de eventos deportivos y comunicación avanzada con los mejores referentes del sector. Pero más allá de los títulos, lo que realmente define mi trayectoria es una formación constante, adaptada a la realidad empresarial y enfocada en resultados.

Mi especialización me ha permitido trabajar con empresas, instituciones y marcas de prestigio en proyectos de comunicación, eventos y posicionamiento estratégico.

No soy el resultado de un golpe de suerte. Soy la consecuencia de elegir con criterio, crear con estrategia y avanzar sin pedir permiso.